Friday, July 17, 2009

UN VIEJO SIN NOMBRE

El hombre era la imagen muerta del pasado, todo en el era un piadoso empeño para mantenerse en pie, para que sus pasos no fuesen ese arrastrarse por entre la cumbre de los días. Lo conocí cuando aun fumaba su pipa olorosa a recuerdos, cuando aun caminaba erguido no lo sabía, porque en su alma había prevalecido la genuflexión necesaria, o que él creía necesaria, para ganarse el pan diario. Se creyó un intelectual puro que había pecado de marxismo y no necesariamente por haber nacido en marzo, hablaba entonces de la coyuntura, del discurso, de la necesidad de la lucha armada y de la no necesidad de la lucha armada, de la combinación de todas las formas de lucha y cuando esta infame teoría, como todas las otras, es decir cuando se volvió peligrosa, replicaba en todos los cafés de la ciudad su mezquina corrección por la harina diaria, alquilándose en una universidad tan austera como él en conocimientos y como el también abierta a los ejercicios de la militancia ociosa a cualquier barbaridad de moda, así pasaron sus días entre pipa y pipa y desfachatez disfrazada de espeluznante intelectualismo, hasta cuando las rodillitas le fallaron y las coyunturas se oxidaron por ese ejercicio diario de desatino sin control, de búsqueda infructuosa de notoriedad, en fin!, por tantas cosas que enferman y corroen el alma. Hoy cuando todos los que lo conocimos ya doblamos las esquina, lo recuerdo en su altanera mediocridad, creo verlo de nuevo pasar con su apellido a cuestas, con ese fardo de vileza sobre sus pobres hombros, sobre esa giba hacendosa en la que no brota más que una especie de contenida amargura, perderse en lontananza por la calle sin regreso de infamias que ya nadie recuerda y alguien le grita, por si aun oyera, Marullo! Marulanda y yo veo al viejo en su arrastrar que fue primero una sombra apenas crisparse al escuchar ese apellido que lo marco para siempre.

No comments: